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jueves, 30 de septiembre de 2010

Efectos de la Reforma gregoriana: la plenitud medieval

El efecto final de las reformas en la sociedad medieval es conocido como Revolución del siglo XII, incomprensible sin tener en cuenta los cuatro resultados que, en fin, buscaba el programa reformista:

- Establecer una clara separación entre los poderes seculares y espirituales; también alejar al clero de las jusrisdicciones civiles.

- Asegurar para toda la Iglesia pastores adecuados, con formación y vida ejemplar.

- Tomar el Evangelio en lo moral y en lo doctrinal como irrenunciable, por lo que se lucha contra cualquier diferenciación significativa (por ejemplo, se unifica el rito en todo Occidente; o se llama a la Cruzada contra los albigenses).

-Promocionar modelos eficaces de comportamiento cristiano.

Las universidades
y la escolástica:
Al hacerse realidad estas cuestiones, el primer efecto es que aparece un estamento "supra nacional", el clero, que tendrá mayor capacidad de movimiento, ya que no obedece las leyes civiles sino las comunes de la Iglesia. Esto permite un mayor nivel de comunicación y de intercambio de ideas entre los diversos territorios de la Cristiandad. El primer fruto será Cluny, al que seguirán en Císter y otras fundaciones, para concluir con el nacimiento de las órdenes mendicantes, dominicos y franciscanos.

El arte cristiano
Paralelamente al establecimiento de las reformas y el desarrollo autónomo de la jerarquía y de las órdenes religiosas, se establecen las bases para el nacimiento del primer estilo artístico generalizado en Occidente, el románico, al que sucederá el gótico. Con el uso de una sola liturgia, una sola reglamentación eclesiástica y una sola doctrina, aparece en el románico el primer sistema iconográfico cristiano generalizado en toda Europa, es decir, se fijan determinados símbolos y escenas con explicaciones doctrinales, y las iglesias van convirtiéndose en catecismos visuales.
La unificación litúrgica, por otra parte, favorece el extraordinario desarrollo de la música cristiana, no solo en canto gregoriano, sino con el nacimiento y desarrollo de las diversas escuelas polifónicas del Ars antiqua.

Objtivos de la Reforma Gregoriana

Los objetivos de la Reforma eran muy amplios. Ante todo, aspiraba a la instauración en la sociedad de una vida conforme al Evangelio. Para ello no era suficiente la restauración de las estructuras eclesiásticas o la elevación moral del clero, sino que exigía una profunda renovación espiritual de toda la Iglesia, desde su Cabeza (el Papa) hasta el último de sus miembros. El primero de los papas reformistas fue Nicolás II, que reunió en 1059 el I concilio ecuménico de Letrán, en el que se establece la elección pontificia por el Colegio de cardenales, sin intervención política externa. Pero es en 1075 cuando el papa Gregorio VII da cuerpo a los ideales del movimiento reformista en un documento llamado Dictatus Papae, en el que afirma la superioridad espiritual del Papa sobre toda la cristiandad y pone en marcha todas las medidas necesarias para acabar con los males de la Iglesia.

Moralización y regreso a los
orígenes del cristianismo:
Así, se trató, con un amplio conjunto de reformas, de hacer regresar la Iglesia a los tiempos primitivos de Cristo, de los Apóstoles y de sus sucesores inmediatos, por un lado, y por otro, propensa a la afirmación del poder papal frente al poder feudal (que había casi privatizado la Iglesia en el Siglo X); por la connotación de «retorno a los orígenes» y enfrentamiento del poder temporal, la reforma gregoriana es vista hoy como la primera gran revolución europea. La reforma fue continuada y consolidada por los eclesiásticos de la Abadía de Cluny.
Abolir las prácticas de simoniacas y nicolaítas, así como de intervención del poder temporal en asuntos eclesiásticos, implicaba reformar la Iglesia y conferir al Papa el sumo poder en Europa; gracias a los Dictatus Papae, se iba a lograr el ejercicio de la auctoritas y la potestas pontificia como Jefe Supremo y absoluto de la Iglesia y, por tanto, de la Cristiandad.

Relaciones entre el poder temporal
y espiritual: Las Dos Espadas
La reforma gregoriana es considerada un marco en el inicio de la teocracia pontificia, considerándose que el Papa tenía la suprema autoridad sobre todos los cristianos y que nadie, excepto Dios, podía juzgarlo; se afirmaba también que la Iglesia no cometía errores en formulaciones dogmáticas y morales, casi un preludio de la Infalibilidad Pontificia declarada por el Concilio Vaticano I.

Unificación litúrgica:
Uno de los grandes logros de los papas reformistas fue la generalización en toda la cristiandad del rito romano con el fin de unificar la liturgia romano-latina en toda la cristiandad. En esta época el canto gregoriano –máxima expresión de la música cristiana medieval– llega a su madurez y sus melodías son divulgadas por toda Europa.

Reforma Gregoriana

  
El Papa Gregorio VII,
principal representante
de los papas reformistas
plenomedievales.

La reforma gregoriana hace derivar erróneamente su nombre del Papa Gregorio VII (1073-1085), puesto que él se atribuiría la autoría de esta reforma al Papa San Gregorio Magno. Comenzó a ser puesta en práctica algunos años antes, aún bajo el pontificado del Papa León IX (1049-1054), durante el cual el futuro Gregorio VII (entonces solo diácono Hildebrando de Toscana) se hizo una de las más reputadas figuras del Papado, ya ensayando la adhesión a la reforma.